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Historias de Impacto - Una mamá Primeriza

Historia de Impacto

Una mamá primeriza

Jennifer conoció el Programa de Primera Infancia cuando FUSAL invitaba a madres y niños de su comunidad a participar. En ese momento, aún no era madre ni tenía hijos, pero al quedar embarazada, su prima, quien era parte del programa, la invitó a unirse.

“Mi prima me dijo que ella se uniría junto a sus bebés gemelos, pero yo pensé en esperar hasta que mi hijo naciera pero mi prima me explicó que FUSAL también atendía a mujeres embarazadas, y que podrían enseñarme sobre cómo cuidarme a mí y a mi bebé durante esta etapa, así que me decidí a ir. Esa misma tarde, fui a inscribirme. Cuando mi bebé nació, FUSAL me motivó a unirse con el bebé al programa. Desde entonces, Jefferson, mi bebé, ha sido parte del proceso y participa en las actividades del Programa de Primera Infancia” .

Jennifer nació y creció en la comunidad El Recreo, en el municipio de Berlín, ubicado en el oriente de El Salvador. Su familia siempre ha vivido en El Recreo, y comparte su hogar con nueve personas: su abuela, dos tíos, su hermana, su prima con sus mellizos,  Jefferson y ella. Jefferson nació el 12 de abril de 2021.

La familia tiene varias fuentes de ingresos para mantener el hogar, ya que al vivir en una zona lejana les dificulta conseguir oportunidades laborales. El tío de Jennifer trabaja rompiendo piedras en una cantera cercana a su casa.

Su abuela recibe ayuda económica de dos de sus hijos que viven en otra ciudad y trabajan como albañiles, y Jennifer tiene trabajos temporales.

En su familia -y en su comunidad en general- la mayoría de los hombres trabajan extrayendo piedra de la tierra para venderla, un trabajo extremadamente cansado y agotador. Sus tíos, quienes le ayudan con los gastos de Jefferson, ganan entre $6 y $10 al día, dependiendo del trabajo que les den en el día.

“Trabajo lavando ropa ajena y haciendo mandados para mis vecinos que me pagan por ir al pueblo a comprar sus cosas. Tenemos varias fuentes de ingresos, que aunque es poco, nos ayudan con los gastos del niño” mencionó.

Los gastos de Jefferson son la principal prioridad de la familia. Según Jenniffer, solo en leche, pañales y artículos de higiene para el bebé gasta alrededor de $50 a la semana. Además de los gastos del bebé, tienen otros gastos del hogar: comida, agua potable, recibo de luz y gastos para otras emergencias.

Cuando Jennifer trabaja, tiene que dejar a su hijo al cuidado de su abuela o hermana. “Cuando hago mandados para mis vecinos, me levanto a las 5:00 am porque a las 6:30 am tengo que estar lista para esperar el bus que sale de mi comunidad. Me tardo una hora en llegar al pueblo, dos horas para hacer las compras y los mandados, y al mediodía estoy de regreso”, dijo.

Su casa está muy lejos de la ciudad. Para llegar a la calle principal de la comunidad hay que caminar 10 minutos; para llegar a la comunidad más cercana se tarda 45 minutos, y para llegar a la carretera que conduce al pueblo se tarda unas 2 o 3 horas caminando. Por eso la familia gasta mucho en transporte. De acuerdo a Jennifer, ir en camión cuesta $2 ida y vuelta. En moto cuesta $10 ida y vuelta. Además, en caso de una emergencia en la noche (si alguien está enfermo o lesionado), tienen que gastar hasta $25 para ir al puesto de salud más cercano (lo que ha sucedido tres veces hasta ahora con Jefferson).

Jefferson nació bastante pequeño, pues fue un bebé prematuro: nació a los ocho meses. “Estaba tan delgado que pensé que no iba a sobrevivir. Me rodearon tantos rumores porque el niño había nacido prematuro. Pero ahora, Jefferson es una alegría enorme para mí porque, después de tanto sufrimiento, ¡veo que hace tantas cosas que la gente me decía que no iba a hacer! Todavía no gatea ni camina, pero sé que poco a poco lo podrá hacer, y a pesar de su condición, por ser muy pequeño, ha progresado mucho”, dijo Jennifer.

Ella no tiene otros hijos, Jefferson es su único bebé. Durante su embarazo, para recibir atención médica en el centro de salud más cercano, tuvo que caminar 45 minutos, por lo que prefirió esperar a que los promotores de salud hicieran visitas a su casa para el control. Sin embargo, al inscribirse en el programa, Jennifer recibió atención con regularidad. Junto con las visitas de los promotores de salud y sus visitas esporádicas al ginecólogo, pudo sobrellevar su embarazo.

“Me siento feliz porque hay cosas que como mamá primeriza no sabía hacer y FUSAL me ha ayudado visitándome, el equipo siempre ha estado pendiente del niño. Recibir esta ayuda nos hace sentir importantes porque sabemos que alguien está cuidándonos… en especial a Jefferson, nuestra prioridad. Tener el apoyo de la nutricionista de FUSAL es de gran ayuda porque sé que alguien me está apoyando para alimentar bien al bebé”, dijo Jennifer.

En El Salvador existen miles de niños que necesitan apoyo para crecer  plenamente, como FUSAL continuaremos comprometidos con la primera infancia salvadoreña, brindando las herramientas y ayuda humanitaria necesaria para su desarrollo.

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“Mi prima me dijo que ella se uniría junto a sus bebés gemelos, pero yo pensé en esperar hasta que mi hijo naciera pero mi prima me explicó que FUSAL también atendía a mujeres embarazadas, y que podrían enseñarme sobre cómo cuidarme a mí y a mi bebé durante esta etapa, así que me decidí a ir. Esa misma tarde, fui a inscribirme. Cuando mi bebé nació, FUSAL me motivó a unirse con el bebé al programa. Desde entonces, Jefferson, mi bebé, ha sido parte del proceso y participa en las actividades del Programa de Primera Infancia” .

Jennifer nació y creció en la comunidad El Recreo, en el municipio de Berlín, ubicado en el oriente de El Salvador. Su familia siempre ha vivido en El Recreo, y comparte su hogar con nueve personas: su abuela, dos tíos, su hermana, su prima con sus mellizos,  Jefferson y ella. Jefferson nació el 12 de abril de 2021.

La familia tiene varias fuentes de ingresos para mantener el hogar, ya que al vivir en una zona lejana les dificulta conseguir oportunidades laborales. El tío de Jennifer trabaja rompiendo piedras en una cantera cercana a su casa.

Jennifer nació y creció en la comunidad El Recreo, en el municipio de Berlín, ubicado en el oriente de El Salvador. Su familia siempre ha vivido en El Recreo, y comparte su hogar con nueve personas: su abuela, dos tíos, su hermana, su prima con sus mellizos,  Jefferson y ella. Jefferson nació el 12 de abril de 2021.

La familia tiene varias fuentes de ingresos para mantener el hogar, ya que al vivir en una zona lejana les dificulta conseguir oportunidades laborales. El tío de Jennifer trabaja rompiendo piedras en una cantera cercana a su casa.

“Trabajo lavando ropa ajena y haciendo mandados para mis vecinos que me pagan por ir al pueblo a comprar sus cosas. Tenemos varias fuentes de ingresos, que aunque es poco, nos ayudan con los gastos del niño” mencionó.

Los gastos de Jefferson son la principal prioridad de la familia. Según Jenniffer, solo en leche, pañales y artículos de higiene para el bebé gasta alrededor de $50 a la semana. Además de los gastos del bebé, tienen otros gastos del hogar: comida, agua potable, recibo de luz y gastos para otras emergencias.

Cuando Jennifer trabaja, tiene que dejar a su hijo al cuidado de su abuela o hermana. “Cuando hago mandados para mis vecinos, me levanto a las 5:00 am porque a las 6:30 am tengo que estar lista para esperar el bus que sale de mi comunidad. Me tardo una hora en llegar al pueblo, dos horas para hacer las compras y los mandados, y al mediodía estoy de regreso”, dijo.

Su casa está muy lejos de la ciudad. Para llegar a la calle principal de la comunidad hay que caminar 10 minutos; para llegar a la comunidad más cercana se tarda 45 minutos, y para llegar a la carretera que conduce al pueblo se tarda unas 2 o 3 horas caminando. Por eso la familia gasta mucho en transporte. De acuerdo a Jennifer, ir en camión cuesta $2 ida y vuelta. En moto cuesta $10 ida y vuelta. Además, en caso de una emergencia en la noche (si alguien está enfermo o lesionado), tienen que gastar hasta $25 para ir al puesto de salud más cercano (lo que ha sucedido tres veces hasta ahora con Jefferson).

Jefferson nació bastante pequeño, pues fue un bebé prematuro: nació a los ocho meses. “Estaba tan delgado que pensé que no iba a sobrevivir. Me rodearon tantos rumores porque el niño había nacido prematuro. Pero ahora, Jefferson es una alegría enorme para mí porque, después de tanto sufrimiento, ¡veo que hace tantas cosas que la gente me decía que no iba a hacer! Todavía no gatea ni camina, pero sé que poco a poco lo podrá hacer, y a pesar de su condición, por ser muy pequeño, ha progresado mucho”, dijo Jennifer.

Ella no tiene otros hijos, Jefferson es su único bebé. Durante su embarazo, para recibir atención médica en el centro de salud más cercano, tuvo que caminar 45 minutos, por lo que prefirió esperar a que los promotores de salud hicieran visitas a su casa para el control. Sin embargo, al inscribirse en el programa, Jennifer recibió atención con regularidad. Junto con las visitas de los promotores de salud y sus visitas esporádicas al ginecólogo, pudo sobrellevar su embarazo.

“Me siento feliz porque hay cosas que como mamá primeriza no sabía hacer y FUSAL me ha ayudado visitándome, el equipo siempre ha estado pendiente del niño. Recibir esta ayuda nos hace sentir importantes porque sabemos que alguien está cuidándonos… en especial a Jefferson, nuestra prioridad. Tener el apoyo de la nutricionista de FUSAL es de gran ayuda porque sé que alguien me está apoyando para alimentar bien al bebé”, dijo Jennifer.

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